7/27/2006

Llegaron los jabalíes

Cuando Martha Hildebrandt adelantó su percepción del nuevo congreso, comentando que no iban a ser otorongos, sino jabalíes, me acordé inmediatamente de la novela de George Orwell: “Rebelión en la granja” donde los animales toman el control de una granja, expulsan a los granjeros y son gobernados, de mala manera, por un grupo de chanchos. Después de la juramentación de los futuros congresistas, mi reminiscencia se hizo más fuerte aún.

Pero no nos sorprendamos. A lo largo de estos últimos 20 años el congreso jamás ha sido una institución confiable y seria. Desde los carpetazos apristas, hasta esta juramentación chicha, pasando por los tránsfugas y demás, no notamos cambios sustanciales. Quizás el último congreso saliente se ha visto como más asediado, casi semanalmente, por las encuestas y por ello se nota con mayor fuerza el descontento y la desaprobación popular.

Al parecer, este nuevo congreso será igual que el anterior. Y no es para lamentarnos, ya que cada uno tiene los gobernantes que se merece. Tampoco vale la pena hacer más aspavientos con las malacrianzas de un minoritario grupo de padres de la patria que empañaron toda una ceremonia.

Sin embargo, me sigue dando pena el espectáculo que armaron, porque, aunque es una ceremonia simbólica, si los congresistas no son capaces de seguir un simple reglamento, menos aún podrán gobernar los destinos de todo un país. Si no son capaces de cumplir decorosamente con una formalidad, ¿Cómo harán para mantener una estabilidad jurídica tan necesaria para las inversiones?

Y es que las actitudes que se reflejaron en la ceremonia nos mueven a pensar en temas que van más allá de los gestos y que destacan cualidades que dejan mucho que desear en un verdadero congresista.

Para empezar, las palabras no deberían ir más allá de un simple sí juro. Y hemos visto que todos han jurado por sus intereses y anhelos más profundos que podrían ser contradictorios con el bien común. Por ejemplo, los apristas que juraron por Haya de la Torre. Uno podría pensar que han jurado por los intereses de su partido y no por los de todo el país. Y estemos preparados, porque ahora llenarán el Perú de parques, plazas y calles con el nombre de su líder.

Luego están los que juraron por el lugar donde nacieron o en el que se postularon como congresistas ¿Es que no es suficiente jurar por la patria, que abarca todo el Perú? ¿Qué pasaría si es necesario tomar una medida que favorezca a todo el país, pero que desfavorece a los pobladores de una zona de su patria chica? Probablemente votarían en contra. Y la mayoría quedaría perjudicada.

Finalmente, tenemos a los que juraron por intereses muy concretos, la coca, Fujimori, el agua. A ellos les cae la misma reflexión que a todos. Sólo ven lo que tienen delante de las narices, lo demás no les importa. Como los jabalíes que olfatean todo, tienen la vista hacia abajo y no son capaces de ver más allá. Y con ello la pesadilla orwelliana aparece de nuevo.

7/26/2006

Comisión de transferencia

Acabo de hablar con un amigo que trabaja en el IMARPE, una oficina escondida del Ministerio de la Producción. Me contó que ni bien salió elegido Alan en segunda vuelta, aparecieron al día siguiente unos connotados apristas autodenominados "comisión de transferencia".

Si eso hacen en una oficina recóndita. Imaginen el festín que se darán los apristas por otras áreas de nuestra burocracia estatal. Eso de las promesas de Alan son un cuento Chino. La mesa está servida y los lobos de siempre están listos para devorarla.
Los bomberos

Se han puesto su casco, se enfundan su traje rojo y las botas altas. Ya preparan la manguera, pero en vez de agua la han llenado de gasolina. Son los bomberos apristas, nuestros futuros gobernantes que ya empiezan a detectar bombas de tiempo y poner parches improvisados antes de que salga el chupo.

En las últimas semanas han puesto el grito en el cielo por las condiciones de gobierno que les ha dejado Alejandro Toledo. Y es verdad que hay problemas graves y urgentes por resolver, como la situación de extrema pobreza del Sur del país, pero no podemos caer en la demagogia de buscar bombas de tiempo donde no las hay. Muchas de las acusaciones de los bomberos apristas no tienen fundamento.

Además, en los últimos 30 años, ningún gobierno ha dejado tanto para el siguiente. No es que sea muy partidario de Toledo, pero nunca antes la casa ha estado tan limpia y en orden. Ya hemos comentado en artículos pasados las cifras macro que deja este gobierno y no están nada mal. Además, con la firma del TLC y su futura ratificación por el Congreso de los EEUU el actual gobierno está librando al futuro del descontento de algunos sectores. Siempre la política de los hechos consumados funciona bien.

Aún si hubiese una situación insostenible, como lo dicen los apristas... ¿Es que eso ya no se sabía? ¿Por qué se quejan ahora? Las reglas de juego están claras. Si no les gusta, mejor no se hubieran postulado a las elecciones. Le harían un favor al país.

¿O es que Alan no se acuerda de las numerosas bombas de tiempo que dejó en su primer gobierno? ¿El Alan versión 2006 aceptaría tomar la posta del Alan 85-90? Tal como reacciona actualmente, lo dudamos mucho.

Pero los bomberos apristas tienen muy mala memoria –peor que la del promedio de los peruanos– y rememoran con añoranza su glorioso quinquenio. Una época dorada donde todos tenían trabajo con sólo presentar su carné y no hacían nada; donde todos eran millonarios, porque ganaban millones de Intis; donde éramos los primeros en el mundo, porque nadie nos ganaba en inflación; donde sus hijos crecían sanos y fuertes tomando leche Enci y pan popular en los Mercados del Pueblo.

Una época donde había más cenas románticas a la luz de las velas, porque no existía electricidad. Donde la gente se acercaba más, porque no tenía teléfono. Un quinquenio en el que había más calor humano, por los Enatru apretados; unos años donde nuestra gastronomía nacional elaboró deliciosos platillos gracias al aceite de palma; donde había justicia social con los juicios populares de Sendero Luminoso; donde nuestras cárceles tenían cómodos túneles para escapar; en fin, sueñan los bomberos, una época que dejó una huella imborrable en nuestros corazones.

¡Qué incendios políticos!¡Cuánto caos!¿Bombas de tiempo? las de mi época. El Perú, gracias a los ímpetus juveniles de nuestro futuro presidente, simplemente estaba en pedazos en 1990, no podía sostenerse de pie. El Perú de aquella época era un país azotado por el terrorismo, sin un dólar en reservas internacionales, desconectado totalmente con la comunidad financiera internacional, con una inflación galopante, un país quebrado. Esas son verdaderas bombas de tiempo. Y ni siquiera he mencionado los numerosos hechos de corrupción, las coimas nuestras de cada día, la vara y los tarjetazos. No se pueden quejar, estimados bomberos, de lo que nos deja Toledo en comparación. No quiero pensar en las bombas que ellos nos dejarán en el 2011.

7/12/2006

Cuentos chinos y TLC

Ahora que está por finalizar el Mundial notamos cómo los equipos se preparan para esta competencia. Los entrenamientos son durísimos, las giras previas, la concentración, la táctica minuciosa, el concienzudo estudio del rival, con videos y papelitos debajo de las canilleras. Y a las finales, los jugadores saben que todo se puede derrumbar en los 2 minutos finales. Así es el fútbol.

La vida empresarial y política tampoco deja mucho espacio para improvisados, mucho menos si la competencia es dura. Ya hace años el régimen comunista chino abrió sus mercados al exterior y viene creciendo al vertiginoso ritmo de 9% anual, 250 millones de chinos han salido de la pobreza y es el país más atractivo para la inversión extranjera en todo el mundo.

Mientras acá los “de izquierda” organizan marchas y huelgas contra el TLC, los comunistas chinos alientan la privatización. En China, según el periodista Andrés Oppenheimer, el 60% de sus ingresos provienen de capitales privados y se proponen aumentar este porcentaje en los próximos años.

Por supuesto, que los chinos no se quedan contentos con eso. Su mayor reto ahora es ser más competitivos y ya hay empresas chinas que salen a competir con otras mundialmente conocidas.

Aterrizando en nuestra dura realidad, no cabe duda que el TLC es un gran paso para el Perú. Sin embargo, como bien dice el Ministro Alfredo Ferrero, no serviría de nada todo lo avanzado si no ganamos la pelea de la competitividad.

Generar empresas realmente competitivas, que no sólo exporten materias primas, sino que sean capaces de generar productos de valor agregado y marcas poderosas, es un reto que debemos asumir en los próximos años.

Y esto es una tarea muy difícil, dada las condiciones que tenemos en educación y nuestra mentalidad “facilista” y “recursera”. Es más fácil hacer huelga que trabajar, quemar llantas que estudiar la posibilidad de un negocio y arriesgarse, protestar por la llegada de la competencia extranjera y no ver otras líneas de negocio alternativas. En fin, es más fácil renegociar que cumplir con lo acordado y asumir los retos.

A veces, las circunstancias del entorno nos obligan a cambiar, pero esas dificultades no son más que obstáculos que, si se superan, producen en nosotros un bienestar mucho mayor que nuestro estado anterior de comodidad y status quo.

Hoy tenemos una nueva circunstancia: Un TLC con Estados Unidos ad portas. Una oportunidad inmensa de ser competitivos, entrar a un mercado numeroso, pero exigente. Muy exigente. Es necesario, como en el fútbol, enfrentarse a esta supuesta bestia negra con altura. Le pasó a Francia con Brasil. Nada es imposible si ponemos las metas altas y peleamos por sacarlas adelante. Pero metas altas.

¿Por qué en vez de exportar oro creamos una industria joyera de lujo? ¿Por qué en vez de exportar mangos no hacemos un jugo rehidratante con una marca atractiva? ¿Por qué no podemos crear cadenas de cafés en vez de exportar el grano? Todo esto es necesario y posible, pero depende de nuestro esfuerzo.

¿Y cuál es el papel del Estado en todo esto? Propiciar este tipo de tratados que nos lleven a mejorar – porque si no lo hacemos perderemos irremediablemente –, crear reglas claras para la inversión y facilitar el trámite para la creación de nuevas empresas. El resto es nuestra responsabilidad. La pelota está en nuestra cancha. No esperemos ese papá gobierno que nos daba todo. Ya ni los chinos lo hacen.

6/30/2006

Karp y la cortina de humo.

Nos encanta el ruido, la coyuntura y las peleas de callejón. Los medios de comunicación responden a esta “necesidad” dándonos en la yema del gusto. Es lógico, es más fácil contar los líos que pensar sobre los hechos. El insulto sale más rápido que la reflexión y, lo urgente, siempre se come a lo importante con sal y pimienta.

Esta semana a Eliane Karp le bastó decir un par de deslenguadas frases para ser la comidilla y estar en boca de todo el mundo. En su diatriba, cayó en contradicciones. Como le pasa a toda persona colérica, su inflamada ira termina traicionándola. Eso de ponerse a criticar a Alan por estar en París en la época de Fujimori; para después decir, suelta de huesos, que lo primero que hará después del 28 de julio es irse a la ciudad luz, es de locos.

Pero esto es lo de menos. El problema de fondo es que estamos atentos a estos golpes bajos y nos olvidamos de reflexionar sobre los temas importantes. Ni nos va ni nos viene que la señora de Toledo viaje a París, o que haya dicho a los apristas perritos rabiosos y a Kauffman, imbécil.

Lo que si nos va y nos viene y que puede afectar, en mayor o menor medida, a nuestros bolsillos el día de mañana, es la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Gracias a la deslenguada Karp hemos sabido muy poco de su aprobación en el Congreso, entre gallos y medianoche.

Cualquiera creería que la ira de Karp fue una excelente cortina de humo para que la atención de la opinión pública se desvíe hacia este lío de comadres, mientras el TLC se firmaba tranquilamente. A pesar de esto, no estoy en contra de su aprobación. Muy por el contrario, es muy positivo todo lo que lleve a una mayor apertura de mercados, no sólo hacia EEUU, sino también hacia Europa, Asia y todos los países donde encontremos potenciales mercados. Es cierto que algunos sectores se verán desfavorecidos con la firma del TLC, pero eso ayudará también a que sean mucho más competitivos. Es bien sabido que el hombre mejora en las dificultades. A las empresas, les pasa lo mismo.

Además, la firma del TLC es lo mejor que ha hecho este Congreso en sus 5 años. Sin embargo, lo que realmente molesta es la forma cómo se ha aprobado. En una noche fugaz, con esta cortina de humo, como si fuera algo propio de mafiosos o un Tratado en el que sólo se beneficiará una pequeña elite económica. Y es que la forma también cuenta, y un tema tan importante como el TLC merecía un debate mucho más largo y ponderado y no un caballazo improvisado de última hora.

Pero así fue y, afortunadamente, la reacción de la gente no ha sido negativa, salvo los grupos de izquierda, de siempre y los que quedan del partido de la olla. A los demás nos agarraron desprevenidos, gracias a Eliane. Felizmente, en menos de un mes, no la veremos más.

6/23/2006

Chau Cholo, te voy a extrañar

En los últimos días hay como un optimismo desmesurado con la victoria de Alan García en las elecciones presidenciales. El fantasma de Humala ha producido que muchos analistas vean sólo las virtudes y no los defectos del virtual mandatario. Como si el recuerdo del quinquenio 85-90 no sea más que un simple traspié de un hombre destinado a llevarnos hasta el desarrollo como Nación. Permítanme discrepar. No me trago esas imágenes candelejonas e ingenuotas de quien será nuestro próximo presidente.

Y ahora ha empezado a ejercer sin haberse puesto todavía la banda. No importa. Sólo que esa famosa cruzada del ahorro del gasto público ya me está empezando a cansar. Como si fuera el problema más grave por resolver. Además, como habíamos mencionado en un análisis anterior, este afán de recortar sueldos y planillas puede llevar a una fuga de talentos en la administración pública. Y ya sabemos todos quiénes llenarán ese vacío.

Por otro lado, nuestro inefable Alejandro Toledo está disfrutando de un efímero aumento de popularidad, por lo menos así lo dicen las encuestas limeñas. Yo también me apunto, Cholo, y te digo que no te vayas. Y es que Toledo como presidente ha tenido una única virtud: Ha sabido delegar el manejo económico del país en manos de auténticos profesionales. Con eso ya tiene su cuarto de página asegurada en la Historia del Perú. Y si el actual Congreso aprueba el TLC, puede pasar a ser media página.

Nunca el Perú ha crecido de manera tan estable que en el último quinquenio. Las exportaciones también han alcanzado picos históricos, el riesgo-país es bajo, el dólar permanece estable, etc. ¿Mérito de Toledo? Mérito más bien de los hombres que escogió para un manejo económico y de que no haya metido su cuchara en temas esenciales.

Había una frase de Toledo cuando estaba en campaña, allá por el 2001, que me hacía temblar: "Soy economista. Yo me encargaré personalmente del manejo económico". Felizmente esto nunca sucedió.

Por otro lado la situación nacional y global ha sido muy favorable a su gobierno. No hubo terrorismo, ni crisis asiática, ni Fenómeno de El Niño... Pruebas en las que probablemente habría fracasado, nunca sucedieron. Las crisis más graves que enfrentó –delegando en otros– fueron la intentona de privatización de la empresa de electricidad en Arequipa, Ilave y la escaramuza de Antauro Humala. Punto. El resto corrió con la suficiente tranquilidad como para tomarse buenas vacaciones en Punta Sal o en París.

Claro que en lo demás Toledo sale jalado. En su gobierno no ha hecho más que saltar de escándalo en escándalo, lleno de excesos, asesores, disparos al pie, Eliane, sus sobrinos, hermanos, tíos. Todo ello junto con su bajísima popularidad hasta el respiro que se le da hoy. Lo sorprendente es que, a pesar de todo este ruido político, las cifras hayan subido de una manera tan estable. ¿Estaremos los peruanos trabajando y produciendo independientemente de lo que hagan los políticos? Ojala fuese así.

Pero hay otra gran virtud en nuestro saliente presidente: No se quiso reelegir. Tal vez por temor a un fracaso. No importa, eso vale. Y se ha notado en estas elecciones, a pesar de los resultados obtenidos, poca intromisión del aparato estatal y de la farra fiscal. Quizás por eso algunos te pedimos que te quedes, Cholo, porque sabemos que de todas maneras te vas a ir.

6/13/2006

Chistes

Ahora que vuelve Alan, ¿volverán con él los chistes contra toda su camada? Hace tiempo que no escucho una de Jorgito, por ejemplo.

Justo me han contado uno viejo, pero que no lo había oído antes.
En la oficina de los Record Guiness sale Blanca Nieves contentísima.
- Sigo siendo la más bella del mundo.
Acto seguido, sale Pulgarcito, saltando de alegría.
- Sigo siendo el más pequeño del mundo.
Pasa un rato y sale Alí Babá echando espuma por la boca de la rabia. Los 40 ladrones estaban afuera esperando, sorprendidos. Alí Babá los miró y dijo:
- ¿Quién es ese Alan García?

Ojalá no sea un augurio de los tiempos por venir.

6/12/2006

Gracias, Hugo Chávez

“Nadie se acuerda de los segundos puestos”. Esta sentencia demoledora la dijo Sergio Markarian, después de perder la final de la Copa Libertadores de 1997 con Sporting Cristal. Quizás el autor de la frase “lo importante es participar” nunca jugó al fútbol y mucho menos se metió en política.

¿Ollanta qué? poco a poco está siendo abandonado. Lo abandona el dinero, sus asesores izquierdistas y su partido prestado. Difícilmente podrá comandar ese “Frente nacionalista” del que tanto habla, mucho menos cuando el mismo nombre ya ha fracasado en otras oportunidades. Sino pregunten a Vargas Llosa con su Frente democrático, o al mismo Valentín Paniagua con su escuálido Frente de centro.

Lo que Humala debería hacer es pelear por una presidencia regional en las próximas elecciones. Tal vez, en algún lugar del sur del país, donde tanto lo quieren. Quizás en el Cusco pueda renacer de sus cenizas, si es que trabaja tan bien como corre.

Pero en este partido de fútbol llamado segunda vuelta el ganador no lo ha hecho por méritos propios, tampoco por defectos del rival, sino por un hincha tramposo, loco y gritón que se metió en la cancha distrayendo la atención de todos: Hugo Chávez.

Y es que el presidente de Venezuela hizo una cosa de lo más inoportuna: meter su cuchara – y de qué manera – en un plato que no era suyo. Alan García, viejo zorro, no perdió la oportunidad y empezó el contraataque, uniendo al Perú contra el enemigo común. Ollanta, por su parte, no fue lo suficientemente fuerte como para rechazar de plano las injerencias chavistas. Se veía claramente que eran socios.

Gracias, Huguito parece que debe decirle el virtual presidente. Y más aún ahora que las aguas se han calmado, cuando García no duda en declarar que pueden mejorar las relaciones con Venezuela y le tiende la mano generosa. “En la política no hay que ser ingenuos”, repetía y se nota claramente esa habilidad que roza con lo maquiavélico.

Pero ahora, cabe preguntarse ¿qué es lo que nos espera en este quinquenio?; por lo pronto, García ha dado una señal positiva al presentar su plan económico al actual Ministro de Economía y obtener su aprobación. Por lo menos en lo macroeconómico iremos bien.

Sin embargo hay otros puntos clave que no podemos dejar de mencionar y que serían verdaderamente catastróficos si se produjeran. El primero es el apetito desatado en las huestes apristas con la victoria. Los partidarios de la estrella han empezado a formar asociaciones de trabajadores, con el fin de obtener un buen pedazo de ese pastel llamado administración pública. Mauricio Mulder ha tenido que frenar tanta angurria de sus compañeros declarando que no habrá “carnetazos”. Pero todos sabemos que cuando el río suena... Y está sonando como en el 85.

El segundo punto negativo es la propuesta aprista –señalada en su plan de gobierno– de reducir el sueldo presidencial al tope de 20 salarios mínimos vitales. Si uno hace un cálculo rápido serían aproximadamente 15 mil soles mensuales. Una cantidad nada despreciable para alguien que pelea día a día por llevar un pan a su casa, pero que no es suficiente para un gerente de primera línea en cualquier empresa privada de la capital.
En cualquier sucursal de las multinacionales en el Perú, sus directivos ganan muchísimo más que eso. El Presidente de una Nación tiene, obviamente, muchas más responsabilidades; por tanto, merece un mejor sueldo, aunque no sea una medida muy populista que digamos. Además, el problema principal radica en que el salario del Jefe de Estado marca el tope de los sueldos que se ganan en la administración pública. Esto supondría que los sueldos bajarían a niveles suficientes para que la gente más inteligente y trabajadora en los puestos públicos busquen mejores horizontes laborales en el sector privado, lo que dejaría la mesa servida a los angurrientos compañeros apristas.

Dejando de lado estos peligros latentes, sigue presente la gran duda de qué pasará con los perdedores de este mundial político, si Lourdes, Valentín, o el mismo Ollanta desaparecerán de la vida política. Después de ver al peor presidente de la historia del Perú volver a gobernar como si nada hubiese pasado, vemos que en nuestra fauna política todo puede pasar. En el Perú los cadáveres políticos resucitan, vuelven reciclados, porque aquí, Señor Markarian, sí nos acordamos de los segundos puestos.